Tumores de la Columna

Al igual que sucede en otros sistemas del organismo, la columna y sus diferentes estructuras pueden presentar tumores. La palabra “tumor” deriva del latín “tumōr” que significa “estar hinchado”. El tumor puede ser benigno o maligno.

Los tumores benignos suelen ser inofensivos, masas de tamaño estable que no suelen necesitar tratamiento, a menos que restrinjan el movimiento o la función o provoquen mucho dolor.

Los tumores malignos suelen ser masas agresivas, dolorosas y que crecen rápidamente, lo cual provoca la aparición de más células neoplásicas en otros órganos como los pulmones, el hígado o el hueso. Los tumores secundarios se conocen como “metástasis” y suelen propagarse a través del torrente sanguíneo.

¿Cómo se diagnostican los tumores?

Los síntomas de un tumor de la columna vertebral son, principalmente, dolor de espalda, que empeora por la noche en reposo.

Algunos tumores de mayor tamaño pueden provocar síntomas de dolor neuropático agudo o creciente como dolor irradiado a los brazos o piernas o incluso parálisis completas repentinas.

Si existe un tumor primario, el médico puede sospechar de la presencia de un tumor secundario en la columna vertebral y realizar una radiografía. Algunos tumores provocan la fractura de vértebras acompañada de un dolor de espalda intenso.

El diagnóstico se lleva a cabo principalmente a través de una resonancia magnética nuclear (RMN) de la columna. La RMN mostrará el estrechamiento exacto del conducto vertebral y cómo está afectando a la columna vertebral.

Una radiografía simple o una tomografía axial computarizada (TAC) mostrarán la estructura ósea con detalles que pueden confirmar el diagnóstico y ayudar al médico a planificar el tratamiento. A veces, es necesario realizar una biopsia para el diagnóstico de los tumores de la columna vertebral.

¿Cuál es el tratamiento de los tumores?

El tratamiento de los tumores de la columna vertebral depende del tipo y el alcance del tumor, así como de los síntomas del paciente. Mientras que los tumores benignos y no dolorosos pueden desatenderse o simplemente realizar un seguimiento y tienen un buen pronóstico, los tumores malignos y secundarios suelen requerir intervención quirúrgica.

La operación suele realizarse desde la parte anterior o posterior de la columna, o ambas. El objetivo principal de la operación es eliminar el tumor, proporcionar más espacio a la médula espinal y estabilizar la columna para evitar caídas. Esto puede llevarse a cabo mediante un sistema de tornillos y barras metálicos. Después de la operación es necesario realizar un seguimiento periódico.

Ultima modificación: 25 enero, 2023